Sin los compañeros Pedro Botero y Mas no existiría este artículo. Vaya por delante que estos dos enamorados del Ipod me inculcaron el gusanillo para rescatar mi viejo Ipod del asilo donde vegetaba con otros artilugios en el fondo del cajón. Esta es una labor paleontológica, de rescate artesanal, que requiere de paciencia y voluntad. Así que si naciste en el siglo del bluetooth y los taconazos (algunos prefieren plataformas), tipo Tidal, Spotify, te vas a aburrir mazo, mejor enchufa el Roon.

Tenía el Ipod en las últimas, la batería no alcanzaba las cuatro horas. Tocaba reemplazarla y ¿la memoria?, pues también ¿por qué no? Mi Ipod era del 2009, las facultades muy mermadas, me temo. Después de consultarlo con Pedro Botero, acordamos que sería más conveniente reemplazar la batería y el disco duro SSD de 128GB de una vez en lugar de insertar una memoría y un lector tipo IFlash más una tarjeta de 128GB por separado, porque en conjunto esta última modificación salía mucho más cara. Si hubiera tenido el ipod Classic 7 en lugar del 6 sí que me hubiera planteado una cirugía de más calado. Se le pueden añadir hasta dos tarjetas de 256GB. Un empacho melómano, creo, para safisfacer al más Diógenes. Aquí dejo un link de Aliexpress donde se ve el combo y el precio del mismo. Contemplo horrorizado como se ha duplicado el precio desde el año pasado cuando lo compré yo, esta pandemia está arrasando con nuestra economía además de con nuestra salud:

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Fotos del arista insuflador de vida, señor Botero:















Por último y una vez instalado Rockbox puedo escuchar en Flac y prescindir de Itunes. El pequeñín se ha rejuvenecido y de qué modo: su batería dura lo mismo que una postura popular: el 69. 69 horas dura el invento. Mr Sting y su amor tántrico agachan la cabeza y el conejito Duracell ya no toca su tambor.

Y como segundas partes a veces fueron buenas, habrá una continuación de este post en un futuro próximo.